Los expertos en orientación profesional, educativa y laboral prestan mucha atención a los pensamientos negativos y las quejas de sus clientes, que son muy frecuentes y de variadas temáticas, con el objetivo de animarles y hacerles cambiar de “actitud”. En la sociedad occidental que conocemos, la búsqueda de la felicidad parece basarse en intentar cambiar la realidad (o en percibirla de otra forma) más que en aceptarla. Y hablar, debatir y racionalizar, con los demás y con uno mismo, son los métodos más utilizados y aparentemente mejores para alcanzar soluciones y mejorar la autoestima. Sin embargo, los recientes enfoques psicológicos, entre ellos las Técnicas de Aceptación y Compromiso, aportan otra perspectiva más “oriental” centrada en la aceptación de los problemas como parte normal de la vida y en la importancia de seguir haciendo y de continuar con los planes marcados. La metáfora del autobús y de los pasajeros es una potente herramienta fácilmente "integrable" en las técnicas de orientación y de coaching para ayudar a reducir las quejas y la ansiedad generadas por las situaciones desfavorables (y mantenidas por la atención social), y a centrarse en los objetivos y en las direcciones valiosas de las personas.
METÁFORA DEL AUTOBUS Y LOS PASAJEROS
Imagínese que usted es el conductor de un autobús con muchos pasajeros. Los pasajeros son pensamientos, sentimientos, recuerdos y todas esas cosas que uno tiene en su vida. Es un autobús con una única puerta de entrada, y sólo de entrada. Algunos de los pasajeros son muy desagradables y con una apariencia peligrosa. Mientras usted conduce el autobús algunos pasajeros comienzan a amenazarle diciendole lo que tiene que hacer, dónde tiene que ir, ahora gire a la derecha, ahora vaya más rápido, etc., incluso le insultan y desaniman, eres un mal conductor, un fracasado, nadie te quiere…
Usted se siente muy mal y hace casi todo lo que le piden para que se callen, se vayan al fondo del autobús durante un rato y así le dejen conducir tranquilo. Pero algunos días se cansa de sus amenazas, y quiere echarlos del autobús, pero no puede y discute y se enfrenta con ellos. Sin darse cuenta, la primera cosa que ha hecho es parar, ha dejado de conducir y ahora no está yendo a ninguna parte. Y además los pasajeros son muy fuertes, resisten y usted no puede bajarlos del autobús. Así que resignado vuelve a su asiento y conduce por donde ellos mandan para aplacarlos.
De esta forma, para que no le molesten y no sentirse mal usted empieza a hacer todo lo que le dicen y a dirigir el autobús por dónde ellos dicen para no tener que discutir con ellos ni verlos. Usted hace lo que le ordenan y cada vez lo hace antes, pensando en sacarlos de su vida.
Muy pronto, casi sin darse cuenta, ellos ni siquiera tendrán que decirle “gire a la izquierda”, sino que usted girará a la izquierda para evitar que los pasajeros se echen sobre usted y le amenacen. Así, sin tardar mucho, empezará a justificar sus decisiones de modo que casi cree que ellos no están ya en el autobús y convenciéndose de que está llevando el autobús por la única dirección posible. El poder de estos pasajeros se basa en amenazas del tipo “si no haces lo que te decimos, apareceremos y haremos que nos mires, y te sentirás mal”.
Pero eso es todo lo que pueden hacer. Es verdad que cuando aparecen estos pasajeros, pensamientos y sentimientos muy negativos, parece que pueden hacer mucho daño, y por eso usted acepta el trato y hace lo que le dicen para que le dejen tranquilo y se vayan al final del autobús donde no les pueda ver. ¡Intentando mantener el control de los pasajeros, en realidad ha perdido la dirección del autobús¡ Ellos no giran el volante, ni manejan el acelerador ni el freno, ni deciden dónde parar. El conductor es usted.
Fuente: OPR